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Espacio_joven

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APORTE DE CARLOS ANDRES TABARES (Egresado)

Fragmento del libro “Los ojos de mi princesa“:

Si logras conservar intacta tu firmeza cuando todos vacilan y tachan tu
entereza.
Si a pesar de esas dudas, mantienes tus creencias sin que te
debiliten extrañas sugerencias.
Si sueñas, sin por ello rendirte ante el ensueño.
Si piensas, mas de tu pensamiento sigues dueño.
Si triunfos o desastres no
menguan tus ardores y por igual los tratas como dos impostores.
Si hasta el pueblo te acercas sin perder tu virtud y con reyes alternas sin cambiar de actitud.
Si no logran turbarte ni amigo ni enemigo, pero en justa medida pueden
contar contigo.
Si entregado a la lucha con nervio y corazón, aun desfallecido
persistes en la acción.
Si alcanzas a llenar el minuto sereno con sesenta
segundos de un esfuerzo supremo… Lo que existe en el mundo en tus manos tendrás, y además hijo mio, un hombre serás!
 
Rudyard kipling

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De la puntualidad y responsabilidad.

 

ALEJANDRO SALAZAR DÍAZ (Egresado)

Vida diaria.

 

Ahí estaba yo, sentado frente al monitor de mi computador a las 10:30 pm de un Domingo pensando en qué hacer con mi vida: Por un lado estaba el seguir estudiando, ¡claro! para poder ser de los mejores de mi salón y quizá tener un buen puntaje de Icfes este año que es mi promoción y ganarme una beca para seguir estudiando en una carrera de la cual no estoy seguro aún; por otro lado, estamos a finales de julio de 2015 y participamos en Intercolegiados, llevo poco más de 3 años jugando Voleibol y es mi primera vez en un evento como estos ya que mi colegio nunca ha formado un equipo y el entrenador es muy molesto.

Durante toda mi vida he sido ese típico chico preocupado por sacar buenas notas y estar en los primeros puestos, aún sigo siéndolo, pero me pongo a pensar y llego a la conclusión de que no estoy disfrutando la mejor etapa de la vida: el colegio. Desde que tengo memoria, todos, los que se han graduado hablan de sus experiencias en Décimo y Once (con su grupo íntimo de amigos, fiestas, risas, ¿y por qué no? Sexo) y de cuánto anhelarían volver a ese tiempo en el que sólo se preocupaban por no perder el año y vivir el momento con sus “amigos”. No tenían muchas responsabilidades, solo pasar el año y quizá no drogarse por algún amigo que lo incite a hacerlo.
No creo en los amigos, tengo compañeros, nada más.  Las personas sólo están ahí cuando te necesitan para algo, por interés. Mi única amiga –aunque ella no lo sabe- es mi madre. Actualmente vivo con ella y un sinnúmero de personas más en un sector cerca de mi colegio.
Resulta que he pasado todo mi bachillerato prácticamente sin disfrutarlo al máximo, como lo hacen varios compañeros que aun perdiendo 5 o 6 asignaturas, saliendo a fiestas cada 8 días y llegando tarde al colegio, se las arreglan para estar el próximo año compartiendo clase con nosotros. No sé cómo lo hacen, pero definitivamente, en alguna parte de mi ser, hay que excavar por supuesto, admiro como logran hacerlo aquellos superficiales incautos.
No estudio en ningún colegio prodigio ni reconocido de la ciudad, hay que decirlo, pero toda mi vida la cursé allí así que le tengo un gran amor al Nacional Jesús María Ocampo “Tigreros”: ápodo que se le dio al colegio dado que su fundador, Jesús maría Ocampo, mató un tigre en algún día de su vida. Aunque antes del terremoto del 99, año en el que nací, el colegio tenía buena reputación y era de los pocos que tenía piscina semi-olímpica, lastimosamente después de ese año el colegio se vino abajo en gran parte y, según lo que he oído, no volvió a ser como antes.

No comparto mucho con mis compañeros sencillamente porque no soporto cómo ven la vida, algunos ni saben qué van a hacer después de graduarse. Si es que logran hacerlo.  Yo, en cambio, estoy madurando la idea de estudiar licenciatura en español y literatura y especializarme en algún campo que me beneficie.

Bueno, me desvié un poco del tema. Te contaba acerca de cómo, en frente de éste monitor por el cual estoy escribiendo estas palabras, pensaba en mi futuro y más importante en este momento, disfrutar lo que me queda de tiempo en el colegio ya que no volverá. Suena un poco melancólico pero en realidad no afecta.
Lo que no me daba cuenta en ese momento, <y que tardaría para hacerlo> era que el reloj marcaba ya la 1 de la madrugada y yo seguía pensando en mi vida mientras bebía mi segunda taza de café y tuiteaba algo relacionado con mi meta de 50 libros leídos en 2015, en físico, claro. Detesto el PDF. Además el tiempo vuela escuchando The strokes, The Cure y Helloween.

Ahg, por cierto, amo la lectura, de hecho, me tatúe un punto y coma detrás de mí oreja y pienso, en un futuro, tatuarme más signos gramaticales que tienen que ver con mi vida y que la mayoría de la caterva de mi salón, llaman aburridos y sin importancia. ¿Ya ves por qué no los soporto? No respetan las ideologías de los demás y siguen pensando que llamar “Gay” o “Lesbiana” a alguien es un insulto, algo ignorantes.

— ¿Qué se hizo ahí? ¿Es un  “Sharingan”? –Me comentaba un chico de noveno grado, mientras veía Naruto en su celular- se parece al de Sasuke.

  • ¿Es un yin y yang? ¿Se volvió budista? Para mí que usted está en las drogas –Me decía Daniel, alguien de mi salón que debería estar repitiendo décimo o peor, octavo.
  • Se hubiera hecho el nombre de su mamá en el pecho con estrellitas y un hongo de Mario Bros en el pecho, “loco”.

 

<Daniel es de esos tipos que ven un libro dispendioso e ipso facto creen que es la biblia, y que la persona que lo lee se está volviendo relativamente loca.>

Retomando… Quiero ser escritor, pero nunca he tenido la inspiración suficiente para empezar un artículo, pero, ¡adivina! Tú, lector, seas quien seas, mi profesora de Matemáticas, el de Física, o el de Informática, incluso un alumno, son los primeros en ver mis pequeños pasos. Les prometo que, en un futuro, saldré adelante con esto.

En fin, estas dos semanas he estado participando en los partidos de voleibol contra diversos colegios, en nuestro grupo catalogó el campeón de las pasadas dos ediciones, el Laura Vicuña, buenos jugadores, pero muy presumidos y dudo que no sepan quién fue la beata del nombre de su colegio ni mucho menos su historia. Los otros dos equipos eran La Normal y El Belén, para mi parecer, no eran tan difícil sacarles victoria pero como te dije antes, en mi colegio no acostumbra verse el  voleibol:

Así que mi equipo, del cual soy el capitán constaba de niños que medían alrededor de 1.60 y próximos a los 3 lustros de vida. En resumen: No muchas expectativas de ganar contra tipos de 1.78 <igual a mí> y casi 18 años.

No les exigí nada a los muchachos, la idea era aprender y divertirnos, de hecho, ni el entrenador les tenía fe, así que ¿por qué amargarme la vida?

Perdimos los cuatro partidos que jugamos, no importa. Por fin estaba disfrutando mi colegio, y no importa si eso implica perder un partido, o diez o veinte, lo que vale son las experiencias vividas. De igual modo, eso es lo único que nos llevamos.

Con los partidos, estuve prácticamente sin entrar a clases 1 semana entera, cosa que le aterró mucho a mi directora de grupo, que fue la que prácticamente me convenció de escribir éste “Trabajo escrito” que probablemente sea el inicio de una gran travesía. Gracias, empiezo a sentirme con más confianza, quizá rodee mucho el asunto pero lo iré corrigiendo a medida que pase el tiempo.

Debo contarte que mi curso tuvo una especie de “beca-fondo” con una Universidad de mi ciudad, Armenia. Actualmente somos 6 o 7 personas que quedamos luchando por obtener el técnico de Hotelería y Turismo y otras 3 de Comercio Internacional. 10 personas que pronto iniciaremos tercer y último semestre de casi 60 estudiantes que empezamos el primer semestre en la Eam en 2014.

Eso de estudiar prácticamente 11 horas al día, para un joven de 16 años, que apenas logra sostenerse a base de mesadas que le proporciona sus padres no es para nada fácil, empezando por el transporte, que era el mayor problema para todos.

Es una experiencia agradable compartir con universitarios pero no niego que a veces saque canas el estar constantemente con tareas y exposiciones, andar a las carreras mientras el resto de tus compañeros disfruta de una vida sin muchas responsabilidades al estar de fiesta en fiesta o fornicando. No digo que esto sea malo, claro que no. Me encanta bailar, divertirme de vez en cuando en unos quince pero no me gusta ser como son hoy en día.

A lo que quiero llegar es que a nuestra edad, tiene sus pros y sus contras el adquirir más cantidades de responsabilidades y, claro, el hacerlas puntualmente.

Algunos se preguntarán: ¿Qué? ¿Un chico escribiendo sobre responsabilidades y puntualidades y no ha tocado el tema del amor? Pues lo abordaré un poco…

Al inicio de este texto te dije que no había tenido aún la inspiración para empezar a escribir, y sí, no se me da mucho el relacionarme con las personas y mucho menos crear lazos de pareja. Le atribuyo la culpa a esto el tener gustos diferentes que los demás muchachos de mi “generación” por equívocamente decirlo. De hecho soy de los pocos que pertenecemos al polo opuesto, por así decirlo.

Mientras la mayoría de jóvenes a mi edad mantienen participando en eventos de cualquiera que fuese su tipo: (Fiestas, conciertos, chivas, ir al estadio a ver jugar a un equipo que está en segunda división, drogándose etc.) Yo no salgo mucho de mi casa y prefiero quedarme leyendo, o, a su vez, escuchando bandas de Hard Rock que me inculcaron algunos tíos. De hecho, te escribo esto escuchando un poco de rock que me anima a contarte más cosas.

No me malentiendas, no soy un asocial, sólo que no me gusta salir por el sector en donde vivo, a no ser que vaya a entrenar voleibol o a entrenar al gimnasio. Aquí, si pasas por un mal sector te pueden estar “chuzando” por míseros mil pesos. Y no mencionaré quienes –barrasbravas- son los que hacen este tipo de estupideces.

Ah sí, cómo te decía, muchas personas en esta edad, lo último que querrían tener serían más responsabilidades, les basta con ir al colegio a recibir una pésima clase de colores cromáticos y acromáticos en Artística, ver cómo le rebotan las tetas a la compañerita en clase de educación física mientras corren, o ingresar al Facebook  y publicar un estado de “Tu envidia alimenta mi ego” o estupideces así por el estilo en clase de Informática ignorando lo que el profesor trata de explicar con sus excelentes métodos persuasivos.

Pero aún quedamos personas que pensamos en un futuro, que nos preocupamos por progresar sea cual sea el estado económico que tenga, aunque admito que, a veces, es bueno relajarse un poco para no mantener irritado de un lado a otro cuando se es tan joven. Digo, ¿qué persona puede gozar de su juventud teniendo toda la semana ocupada por estar estudiando velando por un futuro? Aunque habría casos, no los estaría disfrutando en su plenitud.

Tocando el tema de la puntualidad es preciso mencionar que no todos los jóvenes, por lo menos de mi colegio, tienen el modo de costearse un pasaje desde su casa hasta el Nacional así que u optan por levantarse media hora más temprano para invertir en la caminata con riesgos a robos o simplemente se trasladan a una institución más cercana.

Quizá yo no tenga ese obstáculo ya que vivo relativamente cerca, pero a veces, los jóvenes no sólo inventamos excusas, sino que vivimos en una distopía de la cual ningún adulto que no sea familiar, querría saber.

Quizá a los profesores les cueste creer que uno como alumno, también tiene sus impedimentos para cumplir llegar temprano a cualquier tipo de responsabilidad. Nosotros también tenemos problemas en la vida.

Bueno, sin estarlo pensando y mientras tomaba mi sexta taza de café  veía un partido diferido de voleibol masculino de Italia vs Brasil que ya estaba por culminar, me fijé en la hora y al notar eran las 3 de la mañana. Me asusté.

Esperé a que terminase el partido, el cual le restaban 30 minutos, <porque uno en cierta manera es masoquista>  para lanzarme a mi cama y dormir por dos horas y velar para que el baño no estuviese ocupado por alguna de las 5 personas que lo ocupamos.

Son las 7 y cuarto de la mañana, me encuentro afuera del colegio, otra vez llegué tarde. Tengo unas ojeras que están mucho peor de lo habitual, casi no puedo mantenerme despierto, tengo un trabajo escrito debajo del hombro y una melena indomable a causa del rápido baño que tuve. Con suerte entraré a la segunda hora, pienso en lo que hice anoche y me maldije por tomar tanto café.

Me dispongo a peinarme un poco cuando veo a la profesora de Matemáticas llegar en su auto, estallo en risa. Ella pasa para su respectiva clase y me mira. Disimulo.

Es algo irónico, ¿o no?

  • Hey loco, ¿estás drogado? –me pregunta Daniel, el que creía que mi punto y coma era un yin y yang, cuando me lo encontré afuera del colegio con otra historia que contar acerca de su excusa que probablemente no me interesaría-
  • Sí, claro. Y vengo del nunca jamás de matar a Garfio. –Miento- ¿Alguna vez aprenderás a no ser tan estúpido?
  • ¿O sea que también viste Discovery Kids anoche?, creía que nadie la veía ya que es para niños
  • Púdrete Daniel.


 

 

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